Proyecto de Resolución
El
Senado y la Cámara de Diputados sancionan con fuerza
de Ley, etc.
La
Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
1°
Crear una Comisión Especial Investigadora de las
actividades de la empresa ALCALIS DE LA PATAGONIA
S.A.Y.C. (ALPAT), desde su origen hasta la
actualidad, y particularmente de sus mecanismos para
la obtención de créditos, fondos especiales y
avales otorgados por el Estado Nacional.
2° A
los fines previstos en el artículo anterior, la
Comisión tendrá las siguientes atribuciones:
a)
Proceder a todos los exámenes, indagaciones y
pesquisas que juzgue necesarias, recibiendo
declaraciones bajo juramento, informes y pericias;
b)
Solicitar al Juez Penal competente la adopción de
las medidas que estime necesarias para el
cumplimiento de su cometido.
c)
Disponer que peritos o entendidos en un arte o
profesión informen sobre los puntos que le fueren
sometidos.
3°.-
Las facultades previstas en el artículo anterior
serán ejercidas plenamente en todo el territorio
nacional, dentro del cual podrá trasladarse o
delegar en alguno de sus miembros dichas
atribuciones.
4°.-
La Comisión Especial Investigadora de ALCALIS DE LA
PATAGONIA S.A.Y.C. estará integrada por siete (7)
Señores Diputados y elevará un informe definitivo a
la Honorable Cámara dentro de los ciento ochenta
días (180) de su constitución.
FUNDAMENTOS
SEÑOR
PRESIDENTE
Tiempo
atrás, el entonces Presidente de la República
sostuvo que Yaciretá era un monumento a la
corrupción. La metáfora, obviamente, pretendía
describir de una pincelada la historia de una de las
obras públicas más importantes y cuestionadas de la
Argentina, donde su elevado y aún no definido costo
final, producto de innúmeras irregularidades,
hubiese permitido realizar varias represas como la
cuestionada, con sólo haber administrado el proyecto
con honestidad y transparencia.
Pero sin
que se interprete en absoluto como justificación,
porque lo sucedido en su desarrollo y construcción
es inadmisible, la represa se hizo y hace años
suministra energía a los argentinos.
Si
aquella fue la metáfora para una obra cuestionada
pero concluída, cómo describir una obra privada que
lleva treinta años de construcción, sin aportes de
capital que no sea producto del endeudamiento avalado
por el Estado, con más de 500 millones de dólares
de costo que pagaremos entre todos los argentinos, y
que aún está muy lejos de producir algún bien,
más allá de los beneficios espúreos que ya se han
repartido sus propietarios, promotores y seguramente
más de un funcionario nacional y provincial.
Podríamos decir Alpat pués de
ella se trata- es el monumento a la
estupidez, por todos los argentinos que
toleramos tanto tiempo, por desconocimiento, o por
concepción ideológica, políticas activas fundadas
en necesidades estratégicas, y en toda
la parafernalia dogmática que se ha utilizado en los
últimos treinta años para encubrir una nueva estafa
al Estado.
Podríamos
sostener también que Alpat es el monumento
a la viveza criolla, pués sólo en nuestro
país puede llevarse adelante durante treinta años
con absoluta impunidad un proyecto de estas
características, usufructuado por un grupo de
vivillos y corruptos, que indefectiblemente será
pagado por el conjunto de los argentinos.
Una
investigación seria y completa sobre el tema fue
publicada por el diario Río Negro en sus
ediciones de los días 31-3, 1-4 y 2-4-2000 bajo el
título La increible historia del
Alpat. Recomendamos la lectura de dichas
ediciones, lo que puede hacerse facilmente en el
sitio internet del diario (www.rionegro.com.ar),
pués allí se describen con lujo de detalles las
maniobras que permitieron llevar adelante este
proyecto durante tres décadas, con una inversión
multimillonaria y economicamente inviable, pués como
se verá aunque la planta estuviera funcionando a
pleno, la venta íntegra de su producción a valores
de mercado no alcanzaría para cancelar los intereses
de los créditos adeudados, avalados por el Estado.
La
empresa ALCALIS DE LA PATAGONIA S.A. (ALPAT) se
constituyó en la década del setenta con la
finalidad de desarrollar una planta productora de
soda solvay a pocos kilómetros de San Antonio Oeste.
El proyecto despertó el interés de la comunidad en
su conjunto pués prometía desarrollo y crecimiento
de la región, creación de puestos de trabajo,
mejora en la infraestructura de servicios y calidad
de vida de sus habitantes, generados en forma directa
como a traves de las industrias conexas. Sin embargo,
no encontró apoyo del capital privado para ser
llevado adelante.
Sus
impulsores decidieron entonces buscar el apoyo
público. Aquí tuvieron más suerte, y comenzaron la
construcción de una mole en el medio del desierto
patagónico, que ha llevado al Estado Nacional a
invertir y comprometer, a favor de particulares, una
suma que supera los quinientos millones de dólares
(U$S. 500.000.000), y que a la fecha no ha producido
siquiera una muestra del mentado
producto.
Veamos el
origen del capital de ALPAT. El primer
aporte lo constituyó un fondo especial
creado por la Ley 18.518, que gravó con aranceles
aduaneros la importación de carbonato de sodio
destinando su producido al nuevo emprendimiento. Por
este rubro se recaudó una suma cercana a los veinte
millones de dólares (U$S.20.000.000).
Por otro
lado el Estado Nacional también habría favorecido
con diferimientos impositivos a empresas que
realizaron presuntas inversiones en ALPAT, resignando
de esta manera la percepción de legítimos recursos
económicos. Esta fuente de financiamiento se
limitó por un acuerdo celebrado con el
Estado en 1988 a la suma de ciento setenta y ocho
millones de dólares (U$S. 178.000.000). Las empresas
beneficiadas con el diferimiento debían,
transcurrido el plazo fijado en la normativa,
efectuar el pago de los tributos no ingresados. Como
dicho plazo corre a partir de la finalización del
proyecto, resulta comprensible que se haya dado tan
poco impulso a la concreción del mismo.
En el
balance de 1996, ALPAT reconoce un pasivo financiero
de 320 millones de pesos, cifra de por si escandalosa
pués supera el valor de la inversión y es igual a
todo el presupuesto previsto para poner la planta en
funcionnamiento. Esos créditos bancarios se
obtuvieron del Estado, o de la banca privada avalados
por el Estado. En efecto, en 1976 Alpat recibió del
Banade fondos por un 28,7 millones de dólares y 6,7
millones de marcos alemanes; con ellos se compró
equipamiento que permaneció a la intemperie durante
más de una década en la entrada de San Antonio
Oeste.
Los
vencimientos de sucesivos préstamos avalados por la
Nación, dieron origen a casi un centenar de pagos
efectuados por Hacienda. Sin embargo, la caradurez no
tiene límites, y fue ALPAT quien le inició juicio
al Estado, quedando radicado en la Comisión Asesora
para Transacciones Judiciales, donde se llega a un
arreglo en 1988 otorgándose avales para un nuevo
crédito por U$S 90.000.000 con el Dressdner Bank,
apareciendo el Banco de Río Negro como cofiador.
En la
actualidad, le adeuda a dicho Banco una suma superior
a los ciento sesenta millones de dólares ( U$S.
160.000.000), con avales renovados por parte del
Estado, y la deuda con el BANADE residual por el
crédito otorgado en 1975 supera los cien millones .
Como
podrá advertirse se trataba de un emprendimiento
privado donde el riesgo empresario y las inversiones
quedaban exclusivamente en manos del Estado Nacional.
Pero los
números actuales, que surgen del último balance
presentado por la empresa en 1996, demuestran una
absoluta insolvencia. Los números oficiales que
presentaba la empresa en junio/96 mostraban que sobre
un pasivo total de 354,6 millones de dólares, el
endeudamiento de corto plazo con el sistema bancario
era de 57 millones (en los 12 meses subsiguientes) y
270 millones en obligaciones de largo plazo. La deuda
financiera de ALPAT a aquella época alcanzaba los
327 millones de dólares. Esa deuda hoy debe rondar
los 450 millones de dólares, la planta aún no está
operativa, los trabajos de ejecución se encuentran
parcialmente paralizados y suspendida la casi
totalidad del personal.
Pero no
hablamos sólo de insolvencia económica o
financiera. El proyecto integral es absolutamente
insolvente. Nótese que sólo por intereses anuales
de la deuda actual deberían pagarse cerca de U$S
50.000.000 y aún produciendo a pleno, las 200.000
Tns. de carbonato de sodio que ofertaría ALPAT
tendrían un valor de venta de U$S 35.000.000. Es
decir, no alcanza a pagar los intereses. No hablemos
de gastos operativos, ni de las inversiones
pendientes.
¿Cuán lejos estamos de que
la gran planta de soda solvay funcione? Muy lejos. La
inviabilidad del proyecto aleja cada vez más esa
posibilidad. Además, no se desarrollaron las obras
de agua, gas, electricidad, ni vías de
comunicación, que permitan pensar en soluciones a
corto plazo.
¿Cuán
cerca estamos de que se utilice nuevamente al Estado
para refinanciar el proyecto? Muy cerca. El
Gobernador Verani acaba de expresar al diario Río
Negro que para poder iniciar la producción
tendría que quedar reglamentado un proyecto que
está en la Jefatura de Gobierno. Y en la misma
sintonía, el titula de ALPAT, Osvaldo Dagnino,
expresó que las cesantías a su personal estaban
vinculadas a demoras de la Nación en trámites
promocionales a favor de ALPAT. ¿Estarán preparando
nuevos reclamos, nuevos préstamos, nuevos avales?
Nos
encontramos lisa y llanamente frente a una gran
estafa, mediante la cual, inescrupulosos personajes
con máscara de empresarios, protegidos y apoyados
por funcionarios incapaces o corruptos, han
constituído una empresa fantasma, que en treinta
años no pudo finalizar su planta y por lo tanto no
produjo, a la fecha, ni un gramo de carbonato de
sodio, soda solvay, arena, espejitos de colores o lo
que estuviere destinada a producir.
Un
proyecto empresarial, sustentado en el riesgo
privado, fracasa cuando su ecuación
económico-financiera lo hace insostenible. ¿Cómo
puede entenderse tan obstinada persistencia en éste?
Porque la trampa radica allí, no hay riesgo privado
sino que ha intervenidoel Estado mediante créditos,
fondos especiales conformados por gravámenes a la
importación, exenciones impositivas y avales para la
obtención de créditos en entidades privadas, que se
transformaron en pagos por incumplimiento de las
condiciones en que fueron pactados. Según
estimaciones, el flujo de recursos que por las causas
mencionadas aportó, avaló o dejó de percibir el
Estado asciende a una suma que supera los quinientos
millones de dólares ( U$S. 500.000.000).
Es
entonces el Estado quien mantiene el fantasma de una
utopía deambulando por el Norte Patagónico y a sus
no tan fantasmales promotores con un nivel de vida
vedado a la mayoría de los ciudadanos quienes
soportan el gran peso de este nuevo fracaso.
Quizas no
se puedan remediar los desatinos ya cometidos, ni
recuperar la totalidad de las sumas invertidas o
comprometidas, pero urge tomar conciencia de los
mismos, investigar y sancionar las irregularidades y
delitos que se hubieren cometido, y poner fin de
inmediato a toda participación estatal en este
emprendimiento.
Por lo
expuesto solicitamos a los Señores Legisladores la
consideración y aprobación del presente Proyecto de
Resolución.
Asesor:
Gustavo P. Forgione