INTERVENCIÓN
DEL DR. DOMINGO FELIPE CAVALLO
DEBATE
EN RELACIÓN AL
AJUSTE
PRESUPUESTARIO DISPUESTO POR EL DECRETO 455/99
(Expediente
50-S.-99)
12°
REUNION - 5° SESION ORDINARIA
Sesión
del 12 de Mayo de 1999
Sr. CAVALLO.- Señor
presidente: este año el Poder Ejecutivo ha dictado
tres decretos de necesidad y urgencia que introducen
variaciones en el nivel del gasto del gobierno
nacional y también en el nivel del déficit,
violando abiertamente la ley 24.156 de
administración financiera, que en materia
presupuestaria juega el mismo rol que la ley de
convertibilidad en materia monetaria.
Precisamente, fue la ley de administración
financiera la que posibilitó que durante siete años
consecutivos tratáramos en tiempo y forma los
respectivos proyectos de ley de presupuesto. Incluso,
en situaciones críticas como la de 1995, luego de
una discusión en este recinto, introdujimos
variaciones muy importantes en los niveles de gasto y
de déficit.
Lo que está ocurriendo este año reedita lo que
sucedió durante muchos años de la década de 1980,
cuando no se aplicaban buenos principios de
administración presupuestaria. En aquella época el
Poder Ejecutivo decidía sobre las partidas
presupuestarias, y la discusión en el Congreso se
realizaba a fin de año. Recuerdo, por ejemplo, que
en noviembre de 1988 discutimos el proyecto de ley de
presupuesto para el año que se había iniciado,
naturalmente, el 1° de enero.
En ese entonces era común que se difirieran
gastos. Es decir que se escondían los gastos y los
déficit, y las deudas aparecían luego en los
presupuestos siguientes. Por eso las estadísticas
registran un gran aumento del gasto público en los
primeros años de la década de 1990, sobre los
cuales siempre hablan tanto el radicalismo como el
Frepaso.
También se menciona un supuesto aumento de la
deuda, que en realidad no existió, ya que
únicamente se pusieron en blanco y negro en las
leyes anuales de presupuesto las deudas y los gastos
en los que se había incurrido en años anteriores.
Esa práctica de pésima administración
presupuestaria se abandonó por varios años, en
virtud de lo cual tuvimos un proceso presupuestario
ordenado que se prolongó durante siete años
consecutivos, lo que prácticamente no había
ocurrido desde la organización nacional.
Es muy lamentable que el mismo gobierno que fue
capaz de introducir ese tipo de administración
presupuestaria, recurriera en 1999 a tres decretos de
necesidad y urgencia que no tuvieron como objetivo
disminuir gastos, sino aumentarlos o postergarlos,
agravando las perspectivas del próximo presupuesto.
El primero de los decretos, que ya debería estar
derogado y cuya derogación -acompañado por varios
señores diputados- propongo, lleva el número 21 del
año 1999 y autoriza un aumento del gasto y del
endeudamiento por 700 millones de pesos a la
Secretaría de Recursos Naturales y Desarrollo
Sustentable para obras hídricaso de desagües,
partida y autorización para endeudamiento que
explícitamente había rechazado el Congreso cuando
se trató el proyecto de ley de presupuesto. Sin
embargo, un decreto de necesidad y urgencia que
-reitero- aún no ha sido rechazado por el Congreso
autorizó un aumento del gasto de 700 millones de
pesos y el correspondiente incremento del
endeudamiento. Pero no es el único.
El 12 de abril de este año se dictó el decreto
314, también de necesidad y urgencia, por el que se
aumentaron los gastos de los ministerios del Interior
y de Defensa y se incrementó el nivel del déficit,
trasladando hacia lo que se denomina arriba de la
línea partidas que el Congreso había ubicado en el
nivel de endeudamiento debajo de la línea de
presupuesto, es decir que se violaron expresamente
disposiciones de la ley de administración
financiera.
Y ahora aparece el decreto 455/99, que es lisa y
llanamente una aberración, porque en primer lugar se
presenta como recorte de gastos y disminución del
déficit lo que simplemente son traslados de
obligaciones a atender de este presupuesto hacia el
próximo, haciendo obviamente muy difícil el
cumplimiento de las metas fiscales en el año 2000 y
por supuesto no disminuyendo para nada el gasto ni el
déficit que en realidad se van a devengar en 1999. O
sea que se trata de un puro maquillaje presupuestario
que no contribuye en absoluto a la transparencia que
deben tener las cuentas fiscales.
También nos encontramos con algunos recortes que
no son razonables, como los que se aplican a las
partidas de educación, tal como muy bien ha sido
explicado por varios señores diputados que me han
precedido en el uso de la palabra y cuyas expresiones
comparto.
Por lo tanto, lo que corresponde es derogar lisa y
llanamente los mencionados decretos de necesidad y
urgencia, es decir, el 21/99, el 314/99 y el 455/99.
Si estos decretos son derogados, el Congreso estará
enviando una señal de responsabilidad. Por de
pronto, se estarían derogando dos decretos que han
autorizado un aumento de gastos y de déficit, uno de
los cuales simplemente autoriza postergaciones de
obligaciones y agrava la situación presupuestaria
del año 2000, y otro establece recortes que no
responden a ningún criterio razonable en materia de
prioridad en el uso de los fondos públicos.
Pero además el Congreso debe dar el ejemplo
revirtiendo errores que se han cometido cuando se
trató el último proyecto de ley de presupuesto,
porque allí se incorporaron a las partidas de gastos
rubros que implicaban un aumento sin la
correspondiente contrapartida por el lado del
financiamiento. La más clara de todas es una que
sólo interesa a los partidos políticos, que es el
aumento de un peso a tres pesos por voto, lo cual es
realmente un símbolo de lo que no se debe hacer
cuando se atraviesa por las dificultades presentes.
Por eso creo que, además de derogar los tres
decretos, se debe disponer la realización de una
sesión especial la próxima semana para llevar a
cabo -tal como lo ha propuesto también el señor
diputado Terragno- una discusión muy acabada, rubro
por rubro, del presupuesto nacional y tomar
decisiones que obliguen a las provincias a efectuar
un análisis semejante en este año.
Debemos recordar que existen dos instrumentos muy
importantes que hacen a la relación fiscal entre la
Nación y las provincias. Me refiero al Pacto Federal
Fiscal, que se aprobó en 1994 y se transformó en
una ley convenio, y a la ley federal de educación
que tiene la misma característica que aquél.
Para tomar simplemente el tema de la educación,
si se observa cuántos recursos federales recibieron
las provincias por coparticipación en 1998 comparado
con 1995, se va a encontrar un aumento de 5.000
millones de pesos. La ley federal de educación exige
que las provincias aumenten el presupuesto para
educación a razón del 20 por ciento anual; eso
significa que debería haber habido un aumento de
3.000 millones de pesos. Es decir que si se hubiera
asignado el 60 por ciento del aumento de recursos que
el conjunto de las provincias obtuvieron del orden
federal, se podría haber cumplido con la ley federal
de educación. En consecuencia, la educación
estaría recibiendo en este momento 2.000 millones de
pesos más, porque entre 1995 y 1998 el conjunto de
las provincias destinó al rubro educación sólo
1.000 millones de pesos en lugar de los 3.000
millones que deberían haber surgido de una correcta
asignación de los recursos que sí recibieron las
provincias en estos cuatro últimos años, que
además era obligatoria conforme a la ley federal de
educación.
Estamos en un año electoral. Obviamente, el Poder
Ejecutivo sufre dificultades para administrar una
situación de transición. Se trata de las mismas
dificultades que afrontó el gobierno del ex
presidente Alfonsín en 1988 y a principios de 1989.
Precisamente en circunstancias como éstas el
Congreso de la Nación debe asumir una actitud muy
responsable y discutir aquí en detalle todos los
aspectos relacionados con la situación fiscal
federal, y también de las provincias y de los
municipios.
La tarea del próximo gobierno -gane quien ganare
en las elecciones- será muy difícil si es que este
año no se adoptan decisiones fiscales razonables en
todos los niveles gubernamentales.
Por lo expuesto, corresponde que esta Cámara hoy
resuelva derogar los decretos números 21, 314 y 455
de 1999, que también lo haga el Senado y que la
próxima semana, en una sesión especial, se realice
un análisis exhaustivo sobre la ley de presupuesto
de la Nación y se adopten decisiones que obliguen al
conjunto de las provincias a hacer un examen
cuidadoso para determinar en qué medida se está
cumpliendo con el Pacto Fiscal Federal y la ley
federal de educación. Ello, a fin de que en las
provincias se tomen las medidas fiscales conducentes
a evitar que se llegue a fin de año con una
situación realmente muy gravosa y peligrosa en esta
transición política.
Ese es el sentido de los proyectos de ley que
hemos presentado los diputados de Acción por la
República, del Partido Demócrata de Mendoza, del
Partido Liberal, del Partido Autonomista y del
Partido Demócrata Progresista -contenidos en los
expedientes 2.470-D.-99 y 2.471-D.-99-, que solicito
sean incorporados a la consideración del asunto en
debate. (Aplausos.)