Publicado el 23 de Septiembre de 1994 en Ámbito Financiero, Buenos Aires
Buenos Aires, 15 de Septiembre de 1994.- Señor Director del diario Ámbito Financiero Presente
A partir de los episodios de los balseros que se hacen a la mar desde Cuba, se comenzó a ver el problema de ese país desde otro punto de vista que el acostumbrado. No se trata sólo de una isla del Caribe donde se fabrican unos espléndidos "Habanos", y cuyo mandamás es un barbado y romántico de la revolución; sino que se comenzaron a escuchar los reclamos de los "ex ciudadanos cubanos", que hasta que no logran escapar de su patria, no se animan a hablar de su situación en la isla.
Estos
balseros, que se sienten ciudadanos de inferior categoría ante los turistas que
los visitan, ya que no pueden utilizar la misma moneda, no pueden transitar
libremente por su territorio y no tiene poder adquisitivo alguno, entre otras
crueldades; se ven sometidos a los caprichos de un dictador que no admite que
el modelo que él proyectó fracasó y está terminado a partir del recorte de los
subsidios soviéticos.
Si
bien el bloqueo norteamericano a la isla implica un aspecto puramente político,
el efecto posterior a un levantamiento del embargo sería mucho más fuerte, ya
que si el salario medio de los cubanos no alcanza la suma de cinco dólares
estadounidenses mensuales, poco podrían comprar del exterior, y esto no se debe
al bloqueo sino al sistema económico interno.
En
cuanto a la fuga de ciudadanos de la isla, es un aspecto "muy
positivo" para la economía cubana, ya que siendo el Estado Cubano el dueño
de todo lo que se encuentra dentro de sus fronteras (camine o no); cuantas más
fugas se produzcan, se podrá dividir lo recaudado entre menos personas. Parece mentira que en una época medianamente racional como la actual, donde en casi todo el mundo prima la calidad de vida sobre la mera existencia, el éxito sobre la supervivencia, la razón sobre la fuerza; haya caprichosos irracionales aislados del mundo, amparados bajo alguna doctrina que algo debe tener de metafísica y con una insolente soberbia, egoísmo y altanería como el inclaudicable Fidel Castro sobre los cubanos o como recientemente, en Chile, el Generalísimo Pinochet, se negó a pedir perdón al pueblo, y exige que le pidan perdón a él. Gustavo
P. Forgione Presidente - Juventud Federal Av. De Mayo 962 Buenos Aires |