Boeing presentó ayer el Echo Voyager, su último vehículo submarino no tripulado
(UUV), que puede funcionar de forma autónoma durante meses gracias a un sistema
híbrido recargable y a un compartimento modular de carga.
El vehículo, de 15 metros de largo, no sólo es autónomo en movimiento, sino que
también se puede lanzar y recuperar sin los barcos de apoyo que asisten
normalmente a los vehículos submarinos no tripulados. El Echo Voyager es la
última novedad en la familia de vehículos submarinos no tripulados de Boeing, y
se une al Echo Seeker (de 10 metros) y al Echo Ranger (de 5 metros y medio).
"El Echo Voyager supone un nuevo enfoque en cuanto a cómo será el funcionamiento
y uso de los vehículos submarinos no tripulados en el futuro", declaró Darryl
Davis, Presidente de Boeing Phantom Works. "Nuestras inversiones en tecnologías
novedosas como los sistemas autónomos están ayudando a satisfacer los requisitos
de nuestros clientes, ahora y en los años venideros".
El Echo Voyager comenzará las pruebas en mar abierto frente a las costas de
California este verano. Boeing ha diseñado y operado sistemas submarinos
tripulados y no tripulados desde los años sesenta.
"El Echo Voyager puede recabar datos en alta mar, subir a la superficie y enviar
esa información a los usuarios prácticamente en tiempo real", comentó Lance
Towers, Director de Sea & Land de Boeing Phantom Works. "Hasta ahora, los
vehículos submarinos no tripulados necesitaban un barco y una tripulación en
superficie para realizar sus operaciones diarias. El Echo Voyager elimina esa
necesidad y los costes asociados".
En 2016, Boeing celebra su centenario como pionero de la aviación y comienza su
segundo siglo como compañía innovadora en tecnología y capacidades
aeroespaciales; se caracteriza por su orientación hacia el cliente y por el
apoyo a las comunidades donde está radicada, además de ser una de las compañías
mejor valoradas por los trabajadores. Mediante su división Defense, Space &
Security, Boeing es una de las principales compañías en este mercado y es el
mayor y más versátil fabricante de aviones militares del mundo. Con sede en St.
Louis, Boeing Defense, Space & Security factura 30.000 millones de dólares
anuales y cuenta con unos 50.000 empleados en todo el mundo.
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