El objetivo de la
visita fue conversar con el personal desplegado; relevar información sobre las
novedades que van surgiendo en la cotidianeidad de la base y observar el
funcionamiento del sistema de radarización allí instalado. Estuvieron
acompañados por el jefe del Estado Mayor de ese comando, brigadier Pedro Girardi.
La BAMDO Tartagal,
que depende del CAA, está integrada por personal de la Fuerza Aérea Argentina
proveniente de diferentes unidades y variadas especialidades; cuenta con un
radar semifijo propio que se encuentra en plena operatividad y registra cada
movimiento que se produce en el espacio aéreo del norte del país las 24 horas,
los 365 días del año, a la vez que dispone de aeronaves que se mantienen en
estado de alerta.
Como explica el
brigadier Janer, en conversación exclusiva con Noticias en Vuelo, las bases de
despliegue se crean puntualmente con el fin de alojar a los aviones que operan a
órdenes del Comando Aeroespacial, cuya misión es lograr un control permanente y
exhaustivo del espacio aéreo en el que se encuentran ubicadas. Además, se
activan por períodos limitados y de forma selectiva; no funcionan todas al mismo
tiempo, sino que se van alternando, pueden crearse otras y hasta cambiar la
ubicación. “Cualquiera de los aeródromos que hoy existen en el norte del país
con capacidad para que operen nuestros aviones, son factibles de ser
instrumentados como bases de despliegues”, asegura el brigadier.
Este es el caso de la
BAMDO Tartagal que fue puesta en funciones desde principios del mes de abril y
provee sostén logístico y de mantenimiento a las aeronaves de la Fuerza Aérea
Argentina para cumplir con la tarea principal para la que fue creado el Comando
Aeroespacial: la vigilancia y defensa aérea de todo el país.
Este organismo, que
nuclea a las tres Fuerzas Armadas, está compuesto por dos estructuras
principales: por un lado el Estado Mayor, que es el encargado de la
planificación y previsión de todas las actividades que va a desarrollar el
Comando durante el año y, por otro, la Dirección de Operaciones que realiza el
seguimiento de la situación aeroespacial durante todo el año y, producido un
incidente, es la responsable de dar respuesta a esa situación.
Para su
funcionamiento intervienen radares primarios y terrestres de la Fuerza Aérea y
el Ejército y elementos provistos por la Armada que, distribuidos en distintas
zonas del norte del país, forman parte del Sistema de Vigilancia y Control
Aeroespacial que busca obtener un grado de cobertura razonable desde el punto de
vista aeroespacial.
“La Fuerza Aérea
provee al Comando Aeroespacial de todos los medios aéreos, radares y recursos
humanos”, aseguró el comandante de Adiestramiento y Alistamiento en diálogo
con Noticias en Vuelo y siguió: “La actividad de la nuestra Institución desde
el punto de vista del aire, que es su jurisdicción, es parte de todo un sistema
que trabaja en la detección, identificación e interceptación de aeronaves que
pueden ser irregulares porque cometan algún tipo de infracción, no contar con un
plan de vuelo, por ejemplo, o ilegales, es decir, sujetas a acciones de
contrabando (…) En aquellos lugares donde hay reglas específicas como lo es el
norte de nuestro país, el avión pasa a ser directamente considerado un tránsito
aéreo irregular y puede haber una calificación intermedia que es avión no
identificado. Ambas situaciones requieren una interceptación”.
Como explica el
brigadier Janer, “el Decreto 228 emitido por el Poder Ejecutivo Nacional en
2016 -que se prorrogó con el Decreto 50 de 2017- establece un protocolo y reglas
de aplicación ante la detección de vuelos irregulares. La Ley de Derribo se
aplica en el caso de ser necesario. Periódicamente, se interceptan aviones
clandestinos; hay aeronaves a las que se obliga a aterrizar y otras a las que se
las acompaña, dependiendo de la situación particular. Toda la información que se
obtiene de los medios aéreos se le da traslado en tiempo real a las Fuerzas de
Seguridad para que se realicen las acciones policiales o judiciales pertinentes
o intervenga la autoridad que corresponda a la vez que es compartida con otros
países como Uruguay, Brasil y Paraguay con los que tenemos convenios”.
Es claro que, para
que el Comando Aeroespacial pueda tener la operatividad que hoy tiene, “hay
un montón de pequeños elementos que confluyen. Mantenemos activa tanto la
presencia de aviones como de radar y la cantidad del personal varía de acuerdo a
las necesidades, a las actividades a desarrollarse y a los medios con los que se
cuente. El trabajo en la zona norte del país es permanente”, afirma Janer y
Charadía agrega satisfecho: “Tenemos el control de la frontera aeroespacial”.
La BAMDO Tartagal
Actualmente, cuenta
con aeronaves IA-63 Pampa -provenientes de la VI Brigada Aérea de Tandil- que
cumplen tareas de vigilancia en las zonas de frontera, reforzando el control
aéreo ejercido por el radar instalado en la ciudad salteña. Como describe el
comandante aeroespacial, “los aviones destinados para esa función se van
rotando y puede ser cualquiera que tenga la aptitud para desarrollar la tarea
asignada, como es el caso de los Pampa, Pucará, A-4AR y Tucano”.
Los pilotos allí
desplegados se mantienen en apresto y en posición de alerta esperando el llamado
del Centro de Operaciones Aeroespaciales (COAe), situado físicamente en el
partido bonaerense de Merlo, que determina cuándo deben realizar
interceptaciones. El resto del tiempo es aprovechado por los oficiales para
continuar con su adiestramiento y sumar horas de vuelo.
Al referirse a la
visita a dicha base, el comandante aeroespacial comentó que “durante el año
hacemos un especie de recorrido de inspección en distintos lugares. Por un lado,
nos permite ver in situ qué se está haciendo y comprobar que la actividad se
desarrolle de acuerdo a lo previsto y por el otro, conocer la problemática del
personal, que es lo más rico que tenemos. Considero que es muy importante el
contacto; que ellos tengan el mensaje directo del responsable de sus funciones y
que puedan evacuar dudas. De esta manera, podemos comprobar qué tan efectivos
hemos sido en la transmisión y tener un feedback sobre lo que ellos observan y
necesitan en su despliegue”.
Al hacer un balance
de los distintos recorridos, el brigadier Janer manifestó orgulloso que
“siempre rescato el excelente recurso humano que poseen las Fuerzas Armadas en
general; observo un gran compromiso con la tarea que están realizando, que
muchas veces va más allá de su labor ordenada. Veo una excelente predisposición
e insisto, un gran compromiso por hacer las cosas de la mejor manera posible y
tratar de ser de utilidad dentro del sistema. Realmente, me enorgullece poder
contar con esta calidad de gente”.