Expediente 1656-D-00 - Cámara de Diputados de la Nación - República Argentina  
 

 


Proyecto de Resolución
El Senado y la Cámara de Diputados sancionan con fuerza de Ley, etc.

Tercera Parte

 

La causa Embajada y la pista siria

El atentado a la Embajada de Israel y Monzer Al Kassar

El 17 de marzo de 1992 vuela la embajada de Israel en Buenos Aires producto de un supuesto coche bomba que explota sobre el frente de la sede diplomática. La Policía Federal había afirmado que el explosivo era a base de pentrita y trotyl, mientras que el perito de la Corte Suprema de Justicia, Oscar Laborda, que luego trabajó para la AMIA, señaló que explosivo utilizado para el atentado se trataba de 65 kilos exógeno, conocido como C-4 o Sentex. Las conclusión de Laborda fue similar a la llegada por la agencia norteamericana de Control del Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego.

Tal como denunciamos en su momento ante la Corte Suprema de Justicia, al mismo tiempo en que los peritos israelíes, americanos o argentinos debatían sobre el origen del explosivo, el entonces ministro del Interior, José Luis Manzano recibía por intermedio de una alta fuente diplomática inglesa, la confirmación de que Al Kassar se encontraba en Argentina. Manzano se alarmó cuando leyó que el sirio había ingresado al país por el Aeropuerto de Ezeiza en el vuelo de Iberia 6940, procedente de España. Al respecto algunas fuentes señalaron que cuando los servicios de inteligencia españoles se enteraron de que Al Kassar se encontraba en Argentina, al momento del atentado a la embajada, sólo atinaron a abandonar el país, ya que según sus propias palabras “no querían problemas con un personaje que era aliado del CESID (servicio secreto español)”.

La carpeta de tapa roja, tal como afirma el periodista Bermúdez, contenía información clave sobre los pasos dados por Al Kassar en Argentina, entre ellos destaca que el traficante de armas se había reunido “al menos en dos oportunidades en la quinta de Olivos y que existen varias fotografías de muchos funcionarios o ex funcionarios del gobierno con Al Kassar”. En varias oportunidades Al Kassar y Menem se encontraron en Olivos o en la Casa Rosada. La más famosa, fue quizás, cuando el ex presidente le prestó la camisa y una corbata a Al Kassar para que se sacara la foto para obtener su Documento Nacional de Identidad argentino.

Varios transcendidos periodísticos aseguran la existencia de documentación elaborada por los servicios secretos españoles, que tendría información clave que vincula a Al Kassar con el atentado a la embajada y que sería utilizada por los servicios españoles como una forma de extorsión contra el traficante de armas, para que éste siguiera haciendo “algunos trabajos” para la inteligencia española. Esta información no sólo permitió vincular a Al Kassar con el atentado a la Embajada de Israel, sino además fue utilizada por Anserment para acusarlo en de la triangulación del exógeno.

Hace aproximadamente dos años, presentamos en la Corte Suprema de Justicia, la documentación correspondiente a las investigaciones que Kasper-Anserment realizaba contra Monzer Al Kassar y sus potenciales vinculaciones con el atentado a la sede diplomática.

El entonces fiscal del Cantón suizo, señaló que sobre la base de la documentación proporcionada por la Dirección de Minas de España, las investigaciones del periodista Bermúdez y el informe de la inteligencia española, incluyó en su dictamen acusatorio la seria posibilidad de que Al Kassar haya triangulado una partida de exógeno desde España, pasando por Damasco, llegando a Buenos Aires a través de los depósitos fiscales de Ezeiza.

Según la investigación de Anserment, el exógeno fue comprado a una fábrica española por la firma Cenrex Trading Corporation LTD de Varsovia. El entonces fiscal pudo establecer que el dueño de la firma no era otro que Monzer Al Kassar, bajo el nombre falso de “Monzer Galioun”. En su investigación demostró además que el exógeno, el cual tenía como destino final la República Democrática de Yemen, nunca fue enviado. El mismo fiscal señaló en su dictamen acusatorio que parte del cargamento del exógeno triangulado fue derivado a Siria y desde ahí partió a Buenos Aires en 1991, pocos meses antes del atentado a la embajada.

A pesar de los elementos aportados a la causa y aunque la Corte Suprema de Justicia de la Nación solicitó por exhorto que se le remita la causa que se le sigue a Al Kassar, nunca se avanzó o mejor dicho nunca se quiso avanzar en esta línea investigativa. Recientemente, en un reportaje aparecido en el diario Río Negro, el juez Anserment señaló que “Argentina debería investigar a Al Kassar por los atentados”. En la misma entrevista agregó que “si se revisaran todas las operaciones bancarias de Al Kassar en Ginebra, podrían estar conectadas... Creo que este es un trabajo que debería hacer la Argentina, pedir la documentación, examinarla y ver si hay una operación vinculada a la que yo investigo”. Anserment recalcó que no es obligación de la Justicia suiza investigar hechos que no estaban relacionados con los puntualmente señalados en su acusación y que estaban relacionados con el tráfico de armas a Bosnia. Recordemos, y esto demuestra su seriedad, que Anserment será junto a Baltasar Garzón uno de los jueces que integrará la futura Corte Internacional de Justicia.

Existen además, otros elementos sospechosos que están íntimamente relacionados con la investigación del atentado a la embajada de Israel. La mayoría de los que estudiaron la causa, acuerdan que la explosión se realizó con una camioneta Ford F-100, que habría sido adquirida por una persona de identidad falsa que se hizo llamar “Elías Griveiro Da Luz”, quien pagó por la camioneta la suma de 21 mil dólares, 50 por ciento más de lo que cuesta en el mercado. Se puedo establecer que el dinero con que este hombre pagó la camioneta tenía como origen una casa de cambio de la ciudad libanesa de Biblos y subsidiaria de otra mayor, la “Societé de Change à Beirut”, que sería de propiedad de Al Kassar.

El traficante de armas sirio señaló en un reportaje al diario Clarín y luego en un programa de Hora Clave, que “había abandonado el comercio de armas y que se dedicaba a la construcción y al manejo de la casa de cambio más importante de Beirut”, o casualidad, pues no era otra que la Societé de Change à Beirut, la más importante de la capital libanesa.

Por si esto no fuera poco, en la investigación realizada por Bermúdez y Torrengo, señalan que la Justicia tampoco se ocupo en investigar si los 21 mil dólares provenían del Holding “Al Khalid Kassar”, con sede en Damasco y con vastos intereses en el Líbano. Según los periodistas, el Holding pertenecería a Ahmed Jibril, líder del movimiento pro-sirio Frente Popular de Liberación Palestina-Comando Especial, a Rifat el Assad, hermano del presidente y Al Kassar.

La Corte tampoco investigó el movimiento de la Aduana entre finales de 1991 y principios de 1992, tal como se lo solicitamos en la denuncia, a pesar de que para la misma época organismos como la CIA, la DEA entre otros, habían denunciado el “colador” que significaba Ezeiza, dirigida por Al Ibrahim. A punto tal, que en ese entonces se especuló con bajarle el nivel de seguridad al aeropuerto y “aconsejar” a los turistas norteamericanos no viajar a Buenos Aires. Sin embargo, para la Corte esto tampoco resulto importante y se dedicó a buscar organizaciones islamistas que nunca existieron en Argentina.

Los elementos antes mencionados, más las investigaciones a nivel local realizadas, podrían habernos dado un panorama aún más cercano a la realidad de lo que hemos tenido hasta ahora. En síntesis, la investigación del atentado a la embajada de Israel ha quedado relegada a una sumatoria de negligencias, dilaciones e irregularidades, investigando pistas falsas a el punto tal que presenciamos la triste realidad de que nuestra Justicia y especialmente la Corte Suprema, han condenado “genéricamente” a una organización, conocida como Jihad islámica Poniendo en evidencia su desconocimiento de la realidad imperante en Medio Oriente, ni siquiera se preocupó en averiguar cuándo y en qué marco esta organización hace su aparición pública, hace más de 20 años, cuando la organización Jihad Islámica aparece “por única vez” en el atentado contra los marines estadounidenses en Beirut, para luego desaparecer del mapa.

Sin embargo, para la Corte los informes de agencias de noticias internacionales en Beirut fueron más que suficiente para condenar a esta organización y mantener la causa paralizada. Estamos cerca de un nuevo aniversario y ni siquiera se ha intentado establecer qué relaciones existían entre el ex líder de la Hezbollah, Shobbi Tufeili, acusado por la CIA en Beirut del Atentado a la AMIA, con Jibril o Siria. Relaciones que daremos más adelante.

La Causa AMIA y la Pista Siria.

Los primeros allanamientos del 18 de julio

Horas después del atentado a la AMIA, la Policía Federal, por entonces descabezada como consecuencia del mismo ataque, procede a ejecutar su primer allanamiento en la calle Juncal 2519 4 A donde, según un llamado anónimo que luego pudo saberse que fue realizado por el mismo brasileño informante de los servicios de inteligencia de ese país, Wilson Dos Santos, alertó de que “allí vivían personas originarias de Medio Oriente, aparentemente iraníes o similares, quienes sin mediar modo cierto de vida se desenvuelven en forma opuesta a tal condición...”.

En el departamento de Juncal, efectivamente vivían tres ciudadanos de origen sirio, llamados Mohamed Alen de 38 años, quien habría ingresado al país el 11 de diciembre de 1992, procedente de Libia, aunque luego del allanamiento se detectó que Alen había mentido ya que había ingresado en 1991, o sea antes del atentado a la embajada de Israel, tal como se corroboró en su propio expediente de radicación.

En el mismo edificio se encontraba su mujer, Narman al Hennawi, de 26 años, quien según el pasaporte incautado había ingresado doce días antes del 18 de julio con una visa turística de sólo 30 días. Nunca los investigadores de la causa se explicaron cómo era que marido y mujer habían estado tanto tiempo sin verse y por qué no existían intensiones de Hennawi de radicarse con su esposo en Argentina.

Junto a la pareja de sirios se encontraba Ghassan al Zein, de 34 años, quien en la práctica oficio de traductor ya que era el único que conocía el castellano. Al Zein se había naturalizado argentino en 1990, oportunidad en la cual declaró que vivía en la calle Hernandarias 230 del barrio Cabildo, en la provincia de Santiago del Estero. Curiosamente, el hijo de Delia Yoma y el coronel sirio Yalal Nacrach, afirmó que al Zein era una especie de socio suyo. Al Zein partió a Siria luego de trabajar bajo las órdenes de Yalal Nacrach hijo. El sobrino del ex presidente terminó reconociendo en una entrevista con Walter Goobar, de la revista XXII, que ambos eran amigos.

Asimismo, de las investigaciones surge que Al Zein abandonó el país luego del atentado a la AMIA, sugestivamente sin que la Justicia haya investigado este extraño acontecimiento, teniendo en cuenta que fue el mismo Wilson Dos Santos, testigo estrella de la causa AMIA, quien había alertado sobre la presencia de los sirios.

Recientemente, el diputado nacional Juan Pablo Cafiero, señaló que “este episodio fue deliberadamente ocultado” y el diario Río Negro, citando una fuente de la inteligencia militar, afirmó que el caso de la calle Juncal 2519 fue verídico, pero que “desde lo más alto del poder” se dio la orden de sepultar lo sucedido. ¿Quiénes y cuáles fueron los motivos por los que se trato este caso como un secreto de Estado? Aún hoy no lo sabemos.

Quizás, la respuesta la encontraremos en los dichos del propio Al Zein. Cuando el oficial de la Policía Federal, Humberto Marcelo Almerich, interroga a Al Zein sobre su domicilio, éste afirmó que el mismo se ubicaba en la calle Florida 938 donde funciona un negocio de ropa de cuero de propiedad de Hassan Iasín Santín, que según diferentes versiones periodísticas sería un testaferro de la familia Yoma.

Lo curioso es que Santín tendría vínculos muy estrechos con el médico personal de Menem, Alito Tfeli, a quien en varias se lo señala como un personaje no ajeno al atentado a la AMIA – así consta en un escrito, prolijamente detallado, presentado por el periodista Juan Salinas al juez Galeano, que si bien forma parte de la causa, jamás fue motivo de investigación. Además se pudo verificar que el encargado del negocio Namir era Yalal Nacrach, donde presumiblemente entabló amistad con Al Zein.

Lo interesante del caso y que a su vez alimenta más las sospechosas sobre la presencia de los sirios en Buenos Aires, fue una nota publicada el día 9 de marzo de 1998 por el diario Clarín, página 39, donde se dice que el servicio de inteligencia israelí, el Mosad, había acusado al libanés “Abdala Al Zein” de los atentados a la embajada de Israel y la AMIA. El episodio, que terminó en un escándalo internacional, ocurrió en Ginebra. Casualmente el sospechoso tenía pasaporte suizo.

Un periodista de esa nacionalidad suiza, Frank Garbeli, llegó a la Argentina para investigar el caso, por la fuerte sospecha de estar relacionado con la detención de Nasrim Mukthari en Suiza. El periodista señaló que no fue el Mosad sino la Policía helvética la que dejó trascender que la presencia de Al Zein era una pieza clave de los atentados cometidos en Argentina. Garbeli agregó, que los agentes del Mosad atrapados en el escándalo de las escuchas telefónicas no habían abierto la boca, pero que por sus contactos con el servicio secreto hebreo y el FBI, los investigadores suizos habían corroborado la relación de Al Zein con los atentados en Buenos Aires. “Lo sorprendente, es que el gobierno suizo le preguntó a su par argentino si deseaba que se profundizara la investigación y no obtuvo ninguna respuesta”, afirmó el periodista.

Pero recapitulemos, Al Zein fue denunciado por Wilson Dos Santos a través de una llamada telefónica, el ese mismo 18 de julio. Luego un tal Al Zein, investigado y espiado por el Mosad, aparece en Suiza vinculado a los atentados en nuestro país y por si esto fuera poco, se sabe que uno de los puntos del viaje que realizó Wilson con Nasrim, misteriosamente detenida en Suiza, fue justamente a este país. Muchas casualidades para una “pista” que nunca fue investigada.

Pero no solamente el allanamiento a Juncal fue realizado el mismo día del atentado. Aquella tarde, la Policía Federal realiza otro allanamiento, también luego de una supuesta llamada anónima, que no sería otro que el mismo Dos Santos. El brasileño señaló como sospechosa una “casa de familia”, que terminó siendo un departamento con oficinas, donde un tal Mohamed Oubed que tampoco estaría relacionado con el atentado.

Al llegar a Lavalle 397, piso 4, el oficial Fabián Gabriel Prado se encontró con la empresa Norland SA. La delegación policial fue recibida por el apoderado de la firma, el ciudadano argentino Julio Argentino Haj Yahia. Oubed había dado como domicilio legal la dirección de Lavalle, pero luego de algunas investigaciones se pudo detectar que el mismo estaba relacionado con Julio Yahia hijo y Hassan Sabai. Yahia padre terminó reconociendo que había trabajado con Sabai en la exportación de productos alimenticios a Siria y Arabia Saudita, aunque por desavenencias comerciales la empresa cayo en un fracaso. Nunca se investigó tampoco esta pista.

Desde 1991 el entonces embajador argentino en Arabia Saudita, Julio Uriburu French, habría entregado irregularmente ciudadanía argentina a pedidos de sirios que emigraron al país y se instalaron en el noroeste argentino. Nunca se investigó éstas concesiones, ni la forma irregular en que se realizaron. Nunca se supo por qué un embajador en Arabia Saudita entregaba DNI a ciudadanos sirios, como tampoco las denuncias en la cuales se acusaba a Uriburu French que cobraba por las mismas.

Pero lo más sugestivo es que una organización estadounidense, vinculada a la CIA, denunció el 28 de agosto de 1993 que un “número creciente de espías sirios ha emigrado a la Argentina y que esta red sería usada para el tráfico de drogas”. La información brindada por la organización “Freedom Lebanon”, integrada por representantes del gobierno estadounidense, exiliados libaneses y expertos en el conflicto de Medio Oriente, señala también que el desembarco de sirios en Argentina se debe a una estrategia de Assad para profundizar los lazos de Siria con los carteles de drogas sudamericanos.

El informe continúa diciendo que la intensión de Siria es establecer alianzas con los colombianos por el cual, los expertos sirios entrenarían a los colombianos en tácticas de terrorismo a cambio de la ubicación de los productos libaneses por parte de los Carteles.

Otro caso donde sospechosamente se abandonó la investigación y que motivo la crítica de Memoria Activa ante la CIDH, fueron los allanamientos realizados en 1994 en la localidad de Castelar, provincia de Buenos Aires, donde se secuestró en manos de Alí al Hassan la cantidad de cuatro libras de trotyl, armas, credenciales de la embajada de Siria y elementos de propaganda de palestina y videos relacionados con la lucha en el Líbano. El inmueble en el que se encontraban Hassan pertenecía a Julio Tanus. La Policía Bonaerense se encontró con este escenario y con la pista de Al Hassan y Tanus en razón de las pesquisas que estaban realizando a la organización de “autos truchos” lideradas por Alejandro Monjo, otros de los sospechosos de haber entregado a Telleldín la tráfic que supuestamente estalló en la AMIA.

La pista Hassan-Tanus se revitalizó en 1997, cuando el abogado de Reinaldo Benitez, llegó hasta el juzgado de Galeano para manifestarle que su defendido había señalado que Al Hassan le había confesado que participó del atentado a la AMIA. A pesar de todos estos los elementos, al igual que en 1994 la pista no fue seguida. Galeano no investigó por qué Al Hassan tenía una credencial de “agente militar” de la embajada Siria, entregada según el propio sospechoso, por Tanus, aunque éste lo desmintió. Al Hassan, había ingresado, en nuestro país en 1990 procedente de Siria, gracias a las promesas de trabajo en Río Negro, le realizó un tío. Recordemos que en Río Negro, existe una importante comunidad siria-libanesa y es donde trabaja la empresa Santa Rita, dueña del volquete que apareció en la AMIA tres minutos antes del atentado.

Galeano tampoco investigó a Julio Tanus, que era miembro del FEARAB, Federación de Entidades Arabes Argentinas, con importantes relaciones en el anterior gobierno, lo que le permitió participar de un viaje a Siria en 1992, donde estuvo presente entre otros Eduardo Menem. Aunque Galeano dejó rápidamente esta pista, se debería investigar la relación de Tanus Alberto Kanoore Edul padre, un hombre de importante predicación entre la comunidad árabe de Buenos Aires, relacionado con el entorno del menemismo y sospechado de ocultar a su hijo en el atentado a la AMIA.

Según consta de las propias investigaciones llevadas a cabo por el juzgado, Jacinto Kanoore Edul estuvo relacionado con Monjo, un “empresario” del mercado de autos robados, relacionado con la plana mayor de la Policía Federal en la época del atentado a la AMIA y experto en la confección de vehículos mellizos.

Monjo quedó involucrado, aún cuando esta línea investigativa había sido abandonada o por lo menos no investigada en profundidad a pesar de las recomendaciones del FBI y las quejas de Memoria Activa, por la circunstancia de que el número del seguro del motor encontrado en la AMIA conducían a Telleldín.

El motor encontrado en forma sospechosa, que no es motivo de análisis en el presente pedido de informes, demostró la relación entre Monjo y Telleldín, el último que tuvo la camioneta hasta que un motor apareciera en la mutual judía. Todo indica que Telleldín adquirió la camioneta o el motor a través de Monjo. El FBI, en un informe presentado en 1998, afirmó que se encontraron relaciones entre Monjo y Moshen Rabbani, otros de los investigados en la causa AMIA. Como también relaciones con Kanoore Edul, hijo, recientemente apresado por falsificación de tarjetas de créditos.

Volquete o Tráfic o Volquete y Tráfic

Mucho se ha escrito y dicho,dando lugar adiferentes hipótesis sobre si en el edificio de la AMIA explotó una Tráfic o un Volquete. Creemos, que al igual que la falsa dicotomía entre Siria e Irán, este debate fue instalado para que no se investigara a personajes que, por sus relaciones, golpeaban el corazón mismo del poder.

Ante de ingresar a los puntos oscuros que aún existen en este aspecto, debemos aclarar que muchos de nosotros creemos que no existió un coche bomba en el atentado sino que el mismo hecho está íntimamente relacionado con la llegada de un volquete tres minutos antes del atentado. Sin embargo, no queremos caer en la trampa que ha sido una constante durante todos estos años,por la cual es tratar de desacreditar la "teoría del bolquete", basándose en el propio expediente judicial, acusando falsamente a quienes no comparten la teoría oficial de querer desviar la investigación. Por el contrario, nuestro interés es aportar un marco de investigación contextual más amplio que permita colectar pruebas e identificar responsables.para que este hecho criminal sea esclarecido.

Creemos que los que sostienen de “buena fe” la existencia de una Tráfic Blanca, deben saber que igualmente los sospechosos como Nassif Haddad, Javier Haddad, Alberto Kanoore Edul hijo y padre, igualmente deben ser investigados. Aclaramos este punto pues entendemos, fundados en elementos sólidos, que a estas personas no se los investigó por sus relaciones con el anterior gobierno , agragando que no cabe ninguna duda que deberían estar detenidos, circunstancia en la que tambien concuerdan algunos de los impulsores de la Tráfic como el elemento que estalló en la sede mutual judía.

Unos tres minutos antes de la explosión, un camión conducido por Alberto López, estacionó frente al edificio de la AMIA dejando un volquete de la Empresa Santa Rita. López bajó del camión solamente para asegurarse que el volquete “estaba bien ubicado” y luego partió rápidamente por la calle Pasteur, sin entrar en ningún momento al edificio de la AMIA. Esto surge del testimonio de Daniel Joffe, electricista que trabajaba en las refacciones que en la mutual se estaban realizando y el sobreviviente más cercano al epicentro de la explosión.

Joffe señaló claramente que López descendiódel camión para entregar un supuesto remito para que lo firmara el Ing. Andrés Melamud, responsable de las tareas de refacción en la AMIA y muerto en el atentado, cuando en verdad el sentido fue chequear la ubicación del volquete. Luego – afirma Joffe— lo empujo un poco más hacia la vereda y se marchó. Joffe, señaló también que fue víctima de presiones de miembros de la Policía Federal para que en su testimonio reconociera que había visto una Tráfic, presiones que no tuvieron resultado, pues no cambió su testimonio original.

Joffe al igual que más de cien testigos declararon en la causa que no vieron el 18 de julio de 1994 a las 09:53 horas ninguna Tráfic haber increpado el edificio de la AMIA. Según el “Pedido de Requerimiento de Elevación a Juicio” realizado por los fiscales de la causa Eamon Mullen y José Barbaccia, solamente tres testigos de los hechos, a nuestro entender no principales, declararon haber visto la Tráfic.

Tal como figura en las fojas de los fiscales los testigos oculares de la Tráfic son: Nicolasa Romero, quien afirmó haber visto una Tráfic color beige al caminar por la calle Pasteur y cruzar por Tucumán (de espaldas a la AMIA y en dirección de la Av. Corrientes); Jesus Ponsetto, quien dijo haber visto la Tráfic en momentos que estaba en la “Calle” – sin especificar qué calle) y el portero Carlos Heidenreich, quien afirmó que en momentos del atentado vio una Tráfic “cruzando por Tucumán”.

De las tres declaraciones surgen los siguientes interrogantes: ¿Cómo es que el testimonio de Romero se contradice con los dichos de su hermana –en ese momento se encontraba caminando junto a ella por Pasteur— y quien afirmó que no había visto ninguna Tráfic al cruzar la calle. Del resto de los testimonios podemos decir que Ponsetto vio una mancha blanca que, según su propio testimonio, no “sabía si era una camioneta Fiorino o Tráfic”. Heidenreich por su parte dijo que “lo suyo era u golpe de vista” y que le había quedado en la memoria una tráfic color crema.

Son sólo las tres únicas personas que declararon haber visto la Tráfic. Sin embargo, en el mismo expediente existen un sin fin de testimonios que señalan claramente haber visto un volquete estacionar frente a la AMIA. Estos testimonios que por su extensión no vamos a señalar, pertenecen a testigos oculares directos de los sucesos. Víctimas directas del atentado muchos de los cuales quedaron con secuelas psíquico-físicas profundas.

La contundencia de los dichos son tan fuertes que durante el documental puesto al aire por Canal 13, el día del quinto aniversario del atentado a la AMIA, los realizadores del mismo tuvieron que “treatalizar” la llegada de la Tráfic a la AMIA ya que no contaban con ningún testimonio que de forma directa y vivencial la haya siquiera nombrado.

Hasta aquí parte de la descripción de los hechos. Ahora nos referiremos a quién era el dueño de la empresa Santa Rita, responsable de la ubicación del volquete. Nassib Haddad nació en Aynata una ciudad libanesa situada al norte de Beirut, el mismo pueblo donde nació Fadlallah uno de los fundadores de la organización integrista Hezbollah.

El mismo 18 de julio, por la tarde, la Policía Federal, al mando del oficial Fabián Prado, allana la sede de la empresa situada en la calle Anatole France 553 de Avellaneda. Allí es recibido por el encargado del lugar quien afirmó que la empresa Santa Rita tenía una sede en la Dársena F del Puerto de Buenos Aires, junto a la terminal número seis del mismo .

El encargado Raúl José Díaz señaló que ese mismo día había recibido una llamada pidiendo un volquete para la AMIA. Que en ese momento le pidió a López (el chofer del volquete) que lo llevara al lugar de destino. Sin embargo con el transcurso de la investigación, en las primeras horas del atentado, se descubrió, gracias a la hoja de ruta que López tenía en su poder que no obstante figurar primero la sede de la AMIA como lugar a donde depositar un volquete,éste partió hacia la calle Constitución 2655-57, donde se encontraba un baldío lindante con una propiedad de Jacinto Kanoore Edul, quien ocho días antes había llamado a Carlos Telleldín, por la compra de una tráfic que apareció publicada en el diario Clarín.

Pero volvamos a López. El chofer de Santa Rita se contradijo en sus tres declaraciones, una ante DPOC, otra ante Galeano y una última ante el periodista Marcelo López de América TV, sin que nadie del juzgado tomara nota de ello y se lo acusara de falso testimonio. En la declaración ante la Policía, López afirmó que había descargado el volquete “un poco más allá” de la puerta de la AMIA, dato que resulta falaz ya que en el mismo lugar se encontraba Joffe quien estaba arreglando un desperfecto de su automóvil. Pero lo más inverosímil es que López afirma ante la Policía que dejó el volquete a las 10.45 de la mañana, casi una hora después del atentado cuando el lugar estaba atestado de bomberos, policías, periodistas y voluntarios intentando rescatar a las víctimas.

Ante el Juzgado López, señala que entregó el remito al Ing. Melamud, a quien,según sus dichos conocía y luego se retiró. Anteriormente afirmamos que esto era falso porque Joffe declaró que en ningún momento el chofer había entrado a la sede de la AMIA. Lo más interesante es que en sus declaraciones ante América TV, las cuales no fueron recogidas o como prueba por el juzgado, señaló que había partido desde Puerto Nuevo hacia la AMIA, pero no explicó cómo es que tardó tanto tiempo en llegar hasta el lugar,aunque reconoció que debía llevar un volquete a la calle Constitución.

Pero lo más interesante de las explicaciones de López, que nuevamente se contradicen con lo afirmado en el juzgado y ante la Policía, es que Melamud había visto el volquete desde la puerta entreabierta de la AMIA. A pesar de que no sabemos si así ocurrieron los hechos ya que Melamud murió en el atentado, queda claramente demostrado que López dejó el volquete frente a la puerta de la AMIA y no como luego sostubo,"unos metros más allá."

No obstante las constantes contradicciones de López, el juzgado entendió que no fueron suficientes para volverle a tomar declaración. Sin embargo, constituyen un elemento esencial en la causa, ya que si efectivamente dejó el volquete donde finalmente señaló que lo depositó, estaría dentro del radio del cráter y la onda expansiva que se señalan atribuidas a la Tráfic. Y por sobre todo no se contradice con lo afirmado por los expertos del FBI y el Mosad que trabajaron en el lugar.

Pero volvamos al volquete. Afirmamos que antes de llegar a la AMIA, López había pasado por la calle Constitución 2655-57, donde había un baldío, estaba en pleno funcionamiento ya que contaba con agua, electricidad y su superficie estaba completamente limpia. Los baldíos de la ciudad de Buenos Aires no presentan este grado de orden y prolijidad.

El baldío, se encontraba al lado de uno de los comercios que Jacinto Kanoore Edul tenía en la misma calle y vereda. Además, según su propia declaración ante el DPOC, Kanoore Edul señaló que era dueño de los inmuebles de Constitución 2745, 2695, . Todos ellos en los aledaños al baldío.

¿Pero quién es Alberto Kanoore Edul?. Ante la Policía Federal declaró haber nacido en Yabrud el 24 de setiembre de 1951 y que era naturalizado argentino. Su Padre Alberto Kanoore Edul, tenía su negocio también en la calle Constitución, al 2747 a una cuadra del baldío y sus hijos su propio negocio de nombre Jacinto K Edul e Hijos también en la calle Constitución 2533 y otro inmueble en Catamarca esquina Constitución, aunque “se olvidó” denunciar el inmueble de Constitución 2633, lindante por la parte de atrás con el baldío.

Kanoore Edul, quien reconoció públicamente que era “amigo íntimo de Carlos Menem”, señaló ante la Policía que no conocía a Haddad ni a Telleldín, para entonces identificado a causa del hallazgo del motor en la AMIA. Pero Edul omitió decir que desde el teléfono celular de su auto particular llamó el domingo 10 de julio, ocho días antes del atentado, a las 15:30 horas a la casa de Telleldín.

Al respecto, un informe del FBI conocido en 1998 señala textualmente que “las agencias investigativas argentinas han llevado a cabo un análisis de las llamadas telefónicas recibidas por Telleldín alrededor del día en que el vehículo fue vendido. Estas investigaciones han determinado que Alberto Kanoore Edul llamó a Telleldín el 10 de julio de 1994. Edul un musulmán Sunni que reside en Buenos Aires, negó haber hecho la llamada. Sin embargo, recientemente, como invitado en un programa de televisión (fue el programa Memoria), admitió el haber llamado a Telleldín el 10 de julio de 1994, para preguntar acerca del vehículo, pero que no tuvo más interés en el vehículo. La esposa de Edul también recientemente ha dicho que Edul llamó a Alejandro Monjo (Otros de los investigados en el atentado) y subsiguientemente había llamado a Telleldín. Las autoridades argentinas han determinado que Monjo había proveído vehículos a Moshen Rabbani en los años anteriores al atentado a la AMIA... Se conoce que Edul tenía el número de teléfono de Moshen Rabbani. Los investigadores argentinos determinaron que Edul fue el único usuario de teléfonos celulares que contactó a Telleldín... las llamadas por teléfono a Telleldín, hechas por el Policía Federal, Víctor José Chaban, primo de Edul, han sido documentadas. Otro punto interesante es el hecho que en la mañana del atentado contra el edificio de la sede AMIA, una llamada fue hecha solicitando la entrega de dos “volquetas” (el entrecomillado pertenece al documento), una al edificio de la sede AMIA y la otra al frente de la casa de Edul”.

A pesar de los elementos existentes en la causa y las conclusiones más que contundentes del FBI, el juzgado nunca abordó seriamente esta línea investigativa .Por otra parte Edul, quien hasta hace unos días se encontraba en libertad. De las investigaciones realizadas, también podemos afirmar que Edul padre fue y es una persona influyente dentro de la comunidad sirio-libanesa. Fue presidente del Centro Islámico, o sea colega en esa función del primo ex del presidente, y habría conocido a Al Kassar, en 1986, en una reunión que se realizó en su propio domicilio. Esta información fue brindada por un ex empleado del Centro Islámico, que lo comentó a un integrante del equipo de investigación. Confesión que realizó muchos años después cuando encontró el nombre de Kanoore Edul en el libro del periodista Juan Salinas.

Kanoore Edul mantenía estrechas relaciones con el Centro Islámico de Buenos Aires (antes Centro Yabrudense), con su ex presidente Mohamd Massud en el momento de los atentados a la embajada de Israel y la AMIA , altas esferas de la policía federal, del gobierno y en su madre patria siria. Asu vez Massud fue la persona que cobijo a Al Kassar en los días previos y el día del atentado a la embajada de Israel. Según documentación obrante en el expediente judicial que se le sigue sigue en la causa por el pasaporte falso del traficante de armas en Mendoza, un importante integrante del Centro Islámico señaló que Al Kassar y otros directivo del mismo organismo se encontraron en la noche del 17 de marzo de 1992 en un departamento de Av Libertador. Allí el declarante afirma que el ambiente era festivo a pesar de que los canales de televisión no dejaban de mostrar imágenes relacionadas con los trágicos acontecimientos.

La misma fuente del Centro Islámico que había vinculado a Al Kassar con Edul, señaló que el ex Presidente Carlos Menem mantenía estrechas relaciones con Yahia-- el dueño de las oficinas allanadas por información de Dos Santos el mismo 18 de julio—. Gabriela Cerruti, en su libro “El Jefe” señala, coincidentemente, que Alfredo Yabrán y Menem se encontraban a conversar y comer dátiles en la calle Cochabamba al 2617, donde Menem vivió después de ser liberado por la dictadura y en donde tienen departamentos Yahia y Tfeli, entre otros.

Cochabamba, casi esquina Jujuy, se encuentra en el barrio de San Cristobal y es considerado el mayor barrio árabe – de descendencia sirio-libanesa-- de Buenos Aires. El siguiente sería Flores-Floresta donde se encuentra la mezquita que dirigía Rabbani. Lo curioso es que, el mismo día del atentado, exactamente cuatro horas después del mismo, Dos Santos se comunicó con un oficial del DPOC y señaló que “los responsables de los atentados se encontraban en el barrio árabe”, el cual ubicó en los límites del barrio de San Cristobal, muy lejos de Floresta. Muchas coincidencias si se tiene en cuenta que Dos Santos fue quien alertó sobre la presencia de Al Zein y Oubed.

Del propio expediente, surge que Nassib Haddad y su hijo Javier Haddad, habían comprado explosivos, específicamente amonal ,del mismo origen que el utilizado en la AMIA, lo que motivó a que todos los fiscales actuante en la causa (recordemos que en el comienzo de la instrucción la totalidad de los fiscales federales habían participado de las primeras medidas procesales ya que existían muchos testigos que interrogar y una importante cantidad de diligencias que realizar), pidieran la captura de Haddad.

“Toda vez que... Nassif Haddad y Javier Alberto Haddad, a través de las empresas que representan, fueron quienes estuvieron encargados de la colocación del volquete frente a la sede de la AMIA y habrían a su vez adquirido desde hace varios meses cantidades importantes de explosivo Amonal, solicitamos a Vs. se les reciba declaración indagatoria... por existir motivo bastante para sospechar su participación en el hecho materia de investigación”, señalaron los fiscales, entre ellos los que siguen actualmente en la causa.

Motivo más que contundente para que Galeano determinara realizar los allanamientos de los diferentes domicilios de Haddad, en Avellaneda, en Barracas y la sede de Puerto Nuevo. En los allanamientos se secuestró bibloratos relacionados con la compra de explosivos. En uno de los allanamientos, Haddad apareció al encuentro de los policías y sin ofrecer resistencia quedó detenido, al igual que su hijo Javier, quien apareció minutos después. En el acta de detención Haddad padre declaró que conservaba la ciudadanía libanesa. Algunos pensaron que Haddad se entregó habiendo convenido previamente su pronta liberación. Los hechos posteriores no invalidan dicha hipótesis.

Los Haddad fueron derivados a la misma celda en donde estaba detenido Telleldín, quien aseguró que los nuevos imputados había señalado que saldría “rápido de ahí” por sus altos contactos políticos.

En su declaración los Haddad señalaron que la gran cantidad de explosivos comprados se debían a las obras que estaba realizando en Casa de Piedra, un proyecto del gobierno pampeano. Pero sugestivamente, ante el requerimiento del juzgado a Fabricaciones Militares sobre la compra de explosivos por parte de los Haddad, el coronel Carlos Franke, en ese entonces Director de FM e involucrado en la causa por la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador e investigado en la causa de la explosión de Río Tercero, señaló y aportó documentación por la cual las compras de los Haddad estaban absolutamente en orden y denunciadas.

Sin embargo, Franke mintió, ya que "olvido" denunciar la compra por parte de Haddad de unos 300 kilos de Amonal, el 13 de octubre de 1993, cuando todavía no trabajaba en Casa de Piedra. La compra realizada en 1993 no fue despachada por Santa Rita, sino a nombre del propio Haddad. Lo llamativo no es sólo por qué un funcionario de tan alta jerarquía miente y beneficia a un empresario desconocido, sino por qué lo hace en tiempo récord, ya que Franke le respondió el exorto a Galeano el mismo día que Haddad fue detenido, el primero de agosto de 1994. Bajo estas circunstancias Galeano no tuvo otro motivo para que Haddad continúe detenido. Las predicciones del libanés a Telleldín se hacían realidad.

No es la única pista que une a Haddad con la causa de la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador. Lo que en su momento nos llamó poderosamente la atención, razón por la cual realizamos una denuncia ante el juzgado de Galeano, tiene por fundamentoen que Haddad, tal como habíamos afirmado tenía su sede central en la Dársena F del Puerto de Buenos Aires, en medio de depósitos fiscales y al lado de la Terminal Seis del mismo , lugar por donde pasó la mayor cantidad de embarques de armas hacia Croacia. Pero no es la única relación.

La terminal seis, explotada por la firma Intefema SA, cerró sus puertas luego de su quiebra fraudulenta a fines de 1995 y particularmente después de que estallara el escándalo público por la venta de armas. De la firma estaba a cargo Mario Fracchia, quien aparece en la causa AMIA como el que regenteaba el estacionamiento Jet Parking, donde se vio por última vez la supuesta Tráfic que estalló en la AMIA. Fracchia no compartía solamente un espacio físico con Haddad, sino que existe la seria sospecha de que también hacían negocios en conjunto, ya que ambos son de Avellaneda, donde Fracchia era dueño de la empresa La Oxigena, que suministra oxígeno a hospitales y sanatorios, mientras que Haddad tenía una empresa metalúrgica que hacia los balones para este tipo de oxígeno. Muchas casualidades para hombres que están estrechamente vinculados a la causa, las cuales quedaron en un gran interrogante ya que nunca se investigó a fondo.

Finalizando esta parte de la historia, debemos decir que las investigaciones contra Haddad no interfieren en la línea adoptada por el juzgado, los fiscales o la DAIA, ya que existen pruebas como para presuponer que Haddad puede haber sido quien proveyó de los explosivos a la Tráfic, este punto es aceptado incluso por varios de los investigadores que creen en la existencia de un coche bomba.

Por lo tanto debemos señalar que, aunque se compruebe la existencia de la tráfic en el atentado, la participación de Kanoore Edul, Nassib Haddad y Javier Haddad, no están exentos de responsabilidad, ya que se encontraron relaciones nunca aclaradas ni investigadas entre Edul y Telleldín, Edul y Monjo o Edul y Rabanni,y como quedan claro las relaciones entre Edul y Haddad. Podemos pensar que el volquete fue puesto para dejar lugar al accionar de la tráfic o para inclusive despistar la investigación, tal como se sostiene desde el juzgado. Pero lo que no podemos desconocer es que estos dos personajes están relacionados tanto o más que Rabbani, Telleldín o Monjo en el atentado, pero que sugestivamente por sus altos contactos políticos fueron deliberadamente alejados de la investigación.

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