El 8 de marzo la
Fuerza Aérea Argentina (FAA) recibió la visita de Mariano Torres García, jefe de
la expedición del avión militar TC-48 que se extravió el 3 de noviembre de 1965
en Costa Rica. En la aeronave que había despegado de la base estadounidense de
Howard en Panamá, con destino a El Salvador, iban a bordo 54 cadetes de la
Promoción XXXI, 9 tripulantes y 5 oficiales jefes.
El equipo de
profesionales liderado por Mariano Torres García, ya lleva realizadas dos
expediciones: una en octubre de 2015 y otra en abril de 2016 en el litoral
marítimo de Costa Rica. Su compromiso con la causa data desde el momento del
accidente, su padre era el jefe de base de Aerolíneas Argentinas en el
Aeropuerto Internacional de Ezeiza y tuvo que contener y recibir algunos
familiares que perdieron a sus parientes.
“Mi padre me contaba
esta historia y me era estremecedora. Ver que algunos familiares continuaban
reclamando, muchos años después, con la misma intensidad y con el mismo vigor es
algo que nos llamó la atención y nos impulsó a investigar”, expresó Mariano.
La hipótesis que se
manejó en la primera investigación se denominó “Los Testigos de Cahuita”, ciudad
situada al sur del Caribe en la provincia de Limón, y se basó en que
determinadas personas manifestaron haber visto un avión perderse en la densa y
tupida selva de Costa Rica, excepto uno de ellos, que atestiguó a ver visto a la
aeronave de 4 motores estrellarse en el mar.
La segunda
investigación se llamó “Señor Cascañeda”, quién declaró haber escuchado un avión
dando vueltas en círculos en un horario compatible con el vuelo del TC-48 en la
desembocadura del Río Sixaola en Costa Rica.
A pesar de haber
llevado a cabo investigaciones en la selva y en las proximidades del Río Sixaola
quedan muchas preguntas por responder pero las pocas evidencias físicas del
accidente como es la cédula del cadete Oscar Vuistaz, 27 salvavidas, 6
impermeables de oficial y 3 gorras que fueron rescatados del Golfo de los
Mosquitos, ubicado en Panamá, son indicios de que la aeronave se estrelló en el
mar.
Los cimientos de esta
nueva hipótesis se basan en lo que fue la última comunicación circunstancial de
radio entre el piloto del TC-48 y el capitán Álvaro Priotti, piloto de Líneas
Aéreas Costarricenses (LACSA), quién aproximadamente a las 6:45 AM escuchó un
llamado de emergencia de un avión de la Fuerza Aérea Argentina pidiendo que les
transfieran a la torre de control “El Coco” la información de que el motor
número 4 se estaban incendiando y que estaban tratando de combatir el fuego y
por esa razón iban a volar directo a esa ciudad de Costa Rica.
Sin embargo, Priotti
les sugirió que se dirijan al Aeropuerto de Puerto Limón, ya que el mismo
contaba con facilidades para un aterrizaje de emergencias y en la última
comunicación aproximadamente a las 7:05 AM confirmaron que se encontraban a un
lado de Bocas del Toro, Panamá, por lo cual se deduce que la aeronave voló 35
minutos más luego de declarada la emergencia.
El próximo paso a
seguir es delimitar el área de búsqueda, que se traduce en lo que será el aérea
de escaneo y definir la forma de trabajo.
Esta estremecedora
historia hizo que mucha gente se involucrara y colaborara para desentrañar este
misterio y solidarizarse con las familias de las víctimas “en especial la
Fuerza Aérea Argentina, que desde el primer momento creyó en nosotros, nos abrió
las puertas y nos facilitó el acceso y la presencia en esos países extranjeros
para autorizar el escaneo en el fondo del mar. Nosotros de alguna manera
representamos a la FAA, y además tenemos una excelente predisposición de Costa
Rica y de Panamá y de los servicios de guarda costas de ambos países y del
gobierno de Panamá quién nos brindó material (embarcación y tripulación) para el
rastreo del mar”, relató el jefe de expedición.
Por último, al
preguntarle a Mariano Torres García cómo logró que tantas personas se unificaran
para lograr un mismo objetivo, expresó: “Las características del accidente,
que fueron muy dramáticas, conmueven a cualquiera. No hay persona que no se
impresione ante esta historia de 54 jóvenes que desparecieron. Hemos conocido
gente muy solidaria y frente a un evento argentino muchos me preguntaron cómo
podían ayudar. Esto es una parte de esta historia que va a ser memorable”.
Por
1er Ten. Scheidler FAA
La
fotografía no corresponde a la FAA, es un montaje ilustrativo